El monitor de mi portátil se llenó de mil tonos verde y de repente me invadió una sensación de frescura, atenuando el calor tropical que me sumía en un sopor. Pensé que estaba soñando, que me encontraba en medio de un desierto calcinante y era víctima de un delirio, restregué mis ojos y ya más aclarada, me concentré en la imagen, la Hacienda el Santiscal para ver las estrellas.
Espléndido, casi mágico, se alza en una colina, cualquiera diría que es una atalaya, un mirador desde el cual puede verse la panorámica increíble que como un arcoíris, se deslía en colores que van del verde, azul, blanco, granate, matizado con rumor de aguas que corren y blancas nubes que parecen copos de algodón que caen dispersos.
Bordeado por campos de girasoles, olivos y trigo, se asemeja a un edén, dispuesto para los afortunados que libarán el néctar de los dioses en el jardín de Epicuro… …
Hacienda El Santiscal, enclavada en Arcos de la Frontera, capital de los pueblos blancos, cerquita de Grazalema, la sierra declarada Reserva de la Biósfera por UNESCO, de Doñana y otros puntos interesantes.
Una casa del siglo XV, solariega, hermosa, llena de encanto del ayer, pero con todas las comodidades y avances de la vida moderna, conservada y fortificada según el estilo señorial andaluz, sobria, añeja, pintoresca, llena de encanto. Es un hotel que lo tiene todo y como si eso fuese poco, está en Arcos de la Frontera, una ciudad hermosa, monumental, milenaria, llena de historia. Parecería que estamos varados en el Medioevo, mayordomo y doncellas ataviados de guantes blancos y uniformes impecables, sirven a los comensales lo que éstos elijan de la exquisita cocina andaluza.
En sus amplias dependencias, los huéspedes pueden optar por divertirse de la manera que más les plazca, hay caballos, toros, golf, se organizan actividades deportivas, senderismo, parapente, en El Santiscal dormir es un pecado que debe dejarse solo para cuando hacerlo, sea imprescindible.
Cada habitación es única, decorada con exquisito buen gusto, es como para de pie en la ventana, alcanzar una estrella, tomarla con las manos y depositándola bajo la almohada, tenderse en la cama, cerrar los ojos y soñar… esto en caso de que se esté solo/a, porque en caso de que haya compañía, sin duda apetecería una plática agradable, un tomarse de las manos y en la penumbra, buscar la mirada, soñar, dejar vagar la mente y fantasear, tejer quimeras… …
Me encanta este tipo de hoteles, es como estar en familia; conozco un andaluz muy arraigado de su Andalucía, que tendrá la obligación de llevar a su dama a la Hacienda El Santiscal, de ese castigo nadie va a liberarlo ¡ay como me gusta practicar senderismo!
Una hacienda con historia
Esta casa, tiene una historia, corría el año 1485, cuando Ronda estaba cercada por los Moros y se cuenta que un señor de nombre Juan de Armario, tuvo el coraje de entrar al lugar donde guardaban las provisiones, perdiendo la vida en la proeza. El Rey quiso premiar su acción regalando a sus hijos, cinco caballerizas de tierra al pie de la Sierra del Santiscal, allí levantaron la casa familiar, convertida hoy en este hotel maravilloso, que conserva leyendas de un tiempo que dejó huellas imborrables, arraigadas en la cultura de la región.
¡Que linda es Cádiz y sus pueblos!
Miuris Rivas (Diario Bahía de Santo Domingo)